Del exilio a una monarquía parlamentaria
Alfonso XII nació en el Palacio Real de Madrid, hijo de Isabel II. En 1868 fue al exilio a Francia con su familia. Se dice que, preguntado por el regreso de la monarquía borbónica, el general Prim respondió: «Nunca, nunca, nunca.»
Alfonso XII fue, en realidad, el primer rey educado para reinar. Estudió en Viena, Paris y en la Academia Militar de Sandhurst en Gran Bretaña.
Su madre abdicó a su favor en 1870 y el regresaría a España en 1874. Con anterioridad había firmado el Manifiesto de Sandhurst constatando que estaba a favor de una monarquía parlamentaria.
La Restauración
Hasta su llegada Cánovas del Castillo estabo a cargo del gobierno. Al reinstaurar la monarquía, el sistema político estaba dominado por dos partidos políticos, los conservadores y los liberales. El Partido Conservador encontraba sus apoyos en la aristocracia, el Partido Liberal en los comerciantes e industriales.
La tercera guerra Carlista y la guerra de Cuba terminaron. Alfonso XII firmó una nueva Constitución que permitía a ambos partidos políticos gobernar por turnos. Lo más destacable quizás sea que realmente todos tenían un objetivo común, terminar con los desmanes que se habían iniciado durante el reinado de Isabel II. Hasta 1881 gobernó el Partido Conservador, después vendrían los Liberales y a partir de 1884 Cánovas del Castillo otra vez. El papel era, más o menos, de árbitro entre ambas partes. La idea básica era dedicar todos los recusors a reforzar el el nuevo estado político, la Restauración y, por eso, los asuntos exteriores se mantuvieron en segundo lugar.
Un historia romántica
En 1878 Alfonso XII se casó con su prima, María de las Mercedes de Orleans, pero ella fallecería seis meses después de tubercolósis. Fue este el orígen de una historia de amor que todavía es popular en España. Por un lado, Cánovas del Castillo coincidiendo con la reina madre, estaba en contra de este matrimonio por las intrigas en las que había participado el padre de la novia, Antonio María de Orleans duque de Montpensier, que nunca perdió la ilusión de llegar a ser rey de España. Sin embargo Alfonso había conocido a su prima unos años antes y ambos se había enamorado. Sin que nadie lo supiera se habían estado escribiendo durante bastante tiempo y se habían prometido en secreto. Pero Alfonso contó con el apoyo del pueblo que estaba encantado de tener un rey que se casaba por amor y no por razón de estado.
María de las Mercedes era la hija de la hermana de Isabel II y un hijo del rey de Francia. También había nacido en el Palacio Real pero pasó casi toda su niñez en Sevilla. Durante el exilio de la familia real vivió en Portugal y después en Francia. Tras la Restauración regresó a Madrid.
Fue un matrimonio tan corto, que representó desde el primer momento un cuento de hadas. La salud de María de las Mercedes no era buena. Sufrió un aborto y después ya aparecieron los primeros síntomas de la tubercolosis que provocaría su fallecimiento a los 18 años.
Una catedral para la reina
Al morir sin descendencia, es decir, al no ser madre de rey, María de las Mercedes no podía ser enterrada en el Escorial. Por eso Alfonso XII quiso que se construyera una catedral al lado del Palacio Real para que su esposa fuera enterrada allí. Tendrían que pasar más de 100 años. María de las Mercedes fue enterrada en la catedral de la Almudena en el año 2002.
En su tumba puede leerse «María de las Mercedes, de Alfonso XII la dulcísima esposa».
Tras morir su esposa, Alfonso quedó completamente desolado. Su comportamiento cambió. Comenzó a salir de noche, a beber demasiado y a tener aventuras amorosas. Pero el país necesitaba un heredero y el rey estaba obligado a buscar una nueva esposa.
La reina María Cristina
En 1879 se casó con María Cristina de Habsburgo-Lorena. Ella tuvo un papel difícil puesto que se enfrentaba al fantasma de una mujer idealizada, muy querida por el pueblo y sabía que la iban a estar comparando constantemente. La imagen que se tenía de ella es que era estricta y seria. A medida que el tiempo fue pasando, María Cristina se fue ganando el corazón de los españoles. Se dieron cuenta que tenía gran interés en el desarrollo del país y, además, era de costumbres sencillas, nada ostentosas. Alfonso XII y María Cristina tuvieron tres hijos. Tras dos niñas, por fin, nacería el tan esperado heredero, aunque Alfonso XII no le llegó a ver.
María Cristina sabía que su matrimonio había sido de conveniencia, pero quería a su marido y, parece ser, que aunque no fue el amor de su vida, también Alfonso XII le tenía cariño. Ella tuvo que soportar su correrías amorosas y hasta su poco apego por la vida, puesto que Alfonso descuidó su salud totalmente y murió de tubercolósis en El Pardo en 1885 a los 28 años.
La Regencia
María Cristina (1858 – 1929) reinó durante la niñez de su hijo, Alfonso XIII, de 1885 hasta 1902. Durante este tiempo tuvo lugar la guerra Hispano-Americana en la que España perdió sus colonias. No favoreció a ninguno de los partidos políticos y su papel era estrictamente representativo. Durante los últimos años de su regencia hubo muchos conflictos sociales, entre ellos el catalán. Cánovas y Sagasta, líderes de ambos partidos, murieron lo que empeoró la situación y también la Restauración. María Cristina sólo quiso poder pasarle la corona a su hijo, cosa que hizo tan pronto como él cumplió los 16 años. Puso gran empeño en que recibiera la educación necesaria y fuera siempre consciente de cual era su papel. Algunas anécdotas de esta época están relacionadas con el famoso Ratoncito Pérez y la pastelería de El Riojano.
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